Historias "Pétreas"

Durante el período de ochenta años de recogida de piedras, pasaron muchos casos divertidos de los cuales más tarde fueron compuestas unas historias divertidas. Les presentamos a su atención tres estas historias divertidas.

Cuarto de Aseo

Cuando la casa de Patera ya no tenía sitio para poner las piedras, Petra empezó a colocarlas en el jardín. Al principio, ella los estaba poniendo al sur de la casa, a continuación las piedras comenzaron a llenar la parte occidental del jardín y la fachada posterior de la casa. En los años cincuenta, las piedras comenzaron a atraer mucha atención por parte de la gente, y los turistas empezaron a preguntar si podían pasar por aquella casa y echar un vistazo a la colección. Según el libro de visitas de Petra, en los primeros años los visitantes eran algunos islandeses que querían ver la colección, pero poco a poco el número de visitantes aumentaba, y a la casa de Petra comenzaron a llegar los visitantes extranjeros. Al poco tiempo, el número de personas que visitaba la casa y el jardín de Petra, alcanzó hasta varios miles al año.

 

Una vez al lado de la casa se detuvo un autobús lleno de turistas extranjeros que querían ver la colección de piedras. Después de un largo viaje, algunos de ellos deseaban inmediatamente ir al cuarto de aseo, y pronto frente al aseo de casa se formó una cola significativa. Puede ser que al guía le pareció que la cola estaba moviéndose demasiado lentamente, por lo que le dijo a Petra que ella tenía que hacer cambios fundamentales en la organización de los aseos. Petra respondió con calma: "No creo que sea necesario. Vivimos aquí los tres y un cuarto de aseso es suficiente para nosotros".

 

Durante cuarenta años, Petra acogía en su casa a decenas de miles de visitantes sin cobrar dinero por ver la colección. Muchas personas creían erróneamente que estaban en un museo público, cuando en realidad estaban en la casa en la que vivía esta mujer abnegada. Año tras año, la gente estaba tratando de convencer a Petra sobre la necesidad de cobrar por lo menos una entrada simbólica, pero ella siempre lo negaba, motivándolo por el hecho de que estas piedras le pertenecía a ella no más que al resto de los islandeses. Hace unos años, cuando Petra decidió emprender la construcción de una “Choza de Historias” en el jardín, aceptó por fin la idea de cobrar dinero de los visitantes. Hoy en día, el número de turistas que vienen aquí cada año consta de veinte hasta treinta mil personas, por lo que la casa de Petra se ha convertido en una atracción turística muy famosa en el Este de Islandia.

Llamada de la Naturaleza

Un día, Petra juntos con su amiga Bordis Asmundsdotir (Þórdís Ásmundsdóttir) emprendieron una de sus muchas expediciones en busca de piedras. Eligieron como destino a Fauskrudsfordiur (Fáskrúðsfjörður). Después de pasar unas horas en las montañas y no haber encontrado nada de valor, decidieron que era hora de volver a casa.

Cuando se alejaron a una buena distancia, las mujeres decidieron pararse siguiendo la llamada de la naturaleza, o, como dijo Pedro: "Porque nos antojó hacer pis, lo que no era nada inusual". Aparcaron el coche y fueron al fondo de la playa, un poco más lejos de la carretera, donde había rocas, detrás de las cuales podían esconderse. Petra escogió un lugar cerca de una piedra bastante grande, a la que se aferraba para no perder el equilibrio. Ella comenzó a inspeccionar este bloque de piedra, y estaba claro que se había separado recientemente de la cima del acantilado. Petra golpeó la roca con una piedra pequeña, y aquella se rajó. En su interior Petra encontró un cristal de cuarzo lujoso.

Ambas “damas pétreas” corrieron hacia el coche para traer una bolsa, donde colocaron el pedazo de roca. Sin embargo, arrastrarlo hasta el coche no era tan fácil. A pesar de la corta distancia, fue muy difícil llevar la piedra, - principalmente debido a su peso, y también porque la arena se hundía bajo los pies de las mujeres. Pero la razón principal por la que era difícil llevar esta pieza, fue que se estaban riendo como locas, al recordar las circunstancias en las que habían encontrado la piedra. Petra y Bordis coincidieron en que una distancia mayor de la de aquel día llevando aquella piedra, ya no podrían superar más, por lo que estaban muy contentas de haber encontrado la piedra relativamente cerca de la carretera.

No es extraño que esta piedra preciosa se llama "piedra úrica".

Petra's favorite stone

Mi piedra favorita

Esta piedra magnífica que representa una mezcla de calcedonia con cuarzo, Petra encontró en uno de sus territorios más "provechosos" poco después de 1960. En aquel entonces, Petra velaba por sus tres hijos, a quienes llevó con ella aquel día a la montaña a buscar las piedras. Aquel día sereno, Ingimar, Svein y Elsa Lisa siguieron a su madre, llevándose con ellos a otros cuatro amigos suyos.

La gran parte de lo que sucedió aquel día, Petra guardó en su memoria. Fue un buen tiempo, y la naturaleza brilló rodeada de su belleza. Subiendo las colinas por el lado norte del fiordo, el grupo encontró una zorrera. La alegría que derramaron no tenía límites cuando inspeccionaban la madriguera, el zorro no estaba allí.

Poco después de que el grupo llegó a su objetivo, la vista de Petra cayó sobre la piedra de rara belleza. Sin embargo, no fue tan fácil. La piedra era demasiado grande y pesada para que Petra pudiera capaz de llevarla, pero no quería dejarlo así. Ella tenía miedo de que mientras fuera al pueblo en busca de ayuda, la piedra caería en el campo visual de otro coleccionista de piedras. Hizo rodar la piedra a una buena distancia, encontró una grieta adecuada, y ocultó a la piedra, cubriéndola con tierra y musgo.

Petra con los niños regresaron a casa solo por la noche, pero en cuanto fue capaz de encontrar a los hombres que se pusieron de acuerdo a ayudarle con la entrega de la piedra, se apresuró a regresar. Al poner la piedra en una bolsa de arpillera, la bajaron del acantilado con ayuda de las cuerdas, lo que les guardó mucho tiempo y facilitó el traslado de la piedra, que aun así requirió mucho esfuerzo.

Colocar las piedras que componen esta colección notable, en orden decreciente de importancia, no es tarea fácil. Pero Petra sabía a ciencia cierta: esta piedra es su favorita. Y no porque sea más hermoso que todos, sino gracias a los buenos recuerdos de aquel día. "El tiempo, la naturaleza, el estar con los niños y la alegría que hemos experimentado, llevando esta piedra a casa, - eso es lo que la hizo especial".